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Cronos Noticias » En Foco » 30 oct 2025 09:27

En el templo K

Del círculo a la periferia: Wado pierde la confianza de Cristina por acercarse a Kicillof

La ruptura se hizo visible cuando la ex mandataria lo apartó de la negociación por la Corte. En su lugar, empoderó a Martín Mena, mientras crece la desconfianza hacia el acercamiento del senador nacional a Kicillof.


  • Del círculo a la periferia: Wado pierde la confianza de Cristina por acercarse a Kicillof

En el armado del kirchnerismo, las fichas volvieron a moverse. Cristina Kirchner decidió correr a Eduardo “Wado” de Pedro de la negociación por la Corte Suprema y puso en su lugar a Martín Mena, actual ministro de Justicia bonaerense. La decisión no fue casual ni menor: revela una pérdida de confianza y deja entrever una interna silenciosa dentro del peronismo que busca reacomodarse tras la derrota libertaria.

En el entorno de la ex presidenta se instaló la idea de que Wado no supo cuidar el frente judicial durante los años en que controló con celo el Consejo de la Magistratura. Los jueces y fiscales que participaron en el proceso de la causa Vialidad (Luciani, Gorini, Giménez Uriburu y Basso) fueron designados en ese período. Para muchos, esa coincidencia no es inocente, y el recuerdo de la condena a seis años de prisión sigue pesando en la mirada de Cristina.

Cerca del senador nacional niegan cualquier responsabilidad y aseguran que las designaciones se definieron por acuerdos políticos donde la oposición también tenía su parte. “En el Consejo hay que negociar, se nombran dos de un lado y uno del otro. Así funciona”, explicó un colaborador de De Pedro. Pero en el universo K, las explicaciones formales ya no alcanzan: la desconfianza se instaló y el vínculo parece haber cambiado de temperatura.

Mena, un dirigente de perfil más bajo pero de confianza absoluta para Cristina, fue quien tomó la posta en la negociación con el Poder Judicial. Desde todos los sectores del peronismo coinciden en describirlo como un cuadro sólido, disciplinado y leal, tres virtudes que la ex presidenta valora más que nunca en tiempos de incertidumbre. Su ascenso confirma un mensaje: la conducción vuelve a cerrarse sobre su núcleo más fiel.

El desplazamiento de Wado también reavivó viejas heridas dentro de La Cámpora. En los pasillos del kirchnerismo, se comenta que De Pedro perdió centralidad desde la condena a Cristina, y que su intento por acercarse a Axel Kicillof despertó más sospechas que apoyos. Su aparición en el acto por el Día de la Lealtad, junto al Gobernador bonaerense, fue leída como un gesto autónomo, quizás demasiado para los tiempos que corren.

Durante la última campaña electoral, Wado eligió un camino más solitario. Acompañó a intendentes aliados como Julián Álvarez, Leonardo Boto, Damián Selci y Juan Ustarroz, pero evitó mostrarse bajo el paraguas de La Cámpora. Mientras tanto, en el búnker de La Plata, el kirchnerismo festejaba con aplausos contenidos, dividido entre la euforia del triunfo y la sombra de la condena judicial. Esa postal de unidad forzada reflejó el clima interno.

En la casa de Cristina, donde cumple arresto domiciliario, las visitas se reducen a unos pocos. Wado logró ingresar recién el 17 de octubre, Día de la Lealtad, junto a Grabois, Mayra Mendoza y Leonardo Nardini. Allí consiguió la foto que buscaba: junto a la ex presidenta, con la biblioteca de fondo. Pero para muchos en el entorno K, la imagen fue más simbólica que política. La confianza, dicen, no se recupera con una foto.

Mientras tanto, en La Plata, los voceros de Kicillof niegan que De Pedro esté trabajando en su armado político. Sin embargo, en La Cámpora creen que el senador podría seguir el mismo camino que el gobernador: tomar distancia paulatina de Cristina para construir su propio espacio dentro de un peronismo en reconstrucción. La hipótesis no suena descabellada en un movimiento donde cada gesto es leído como un mensaje.

Entre la desconfianza y la necesidad de reorganizar el poder, el kirchnerismo transita un tiempo de reacomodamientos silenciosos. Cristina mueve piezas con la frialdad de quien ya jugó demasiadas partidas. Wado, mientras tanto, busca un nuevo lugar en un peronismo que cambia de piel, donde la lealtad sigue siendo la moneda más cara y el pasado, un juez que nunca se jubila.

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