Las elecciones legislativas del domingo 26 de octubre dejaron más que un simple resultado: también dejaron curiosidades y sorpresas que reflejan cómo se está reconfigurando el mapa político bonaerense. La Libertad Avanza (LLA) se consolidó como la gran ganadora, imponiéndose en 99 de los 135 municipios de la Provincia y superando a Fuerza Patria con una diferencia que va más allá de los números: simboliza un cambio territorial y de liderazgo.
Uno de los casos más llamativos se dio en Laprida, un pequeño municipio del centro-sur bonaerense con apenas 9.000 habitantes. Allí, LLA se impuso por un solo voto: 2.793 contra 2.792 de Fuerza Patria. La diferencia mínima desató comentarios y análisis sobre cómo cada sufragio puede ser decisivo en distritos pequeños, y cómo la ola libertaria logró replicar en esta localidad la victoria que en septiembre había alcanzado el peronismo.
La derrota de Florencio Randazzo fue otra de las perlitas de la jornada. El exministro del Interior del kirchnerismo quedó relegado al quinto lugar en la Provincia, con apenas 2,44% de los votos, superado incluso por Fernando Burlando. Su caída fue notoria en su propia tierra natal, Chivilcoy, donde LLA cosechó 41,5%, Fuerza Patria 32,6% y Randazzo apenas rozó los 16 puntos. Este resultado marcó un retroceso significativo y dejó al peronismo con la necesidad de revisar su estrategia en distritos clave.
La Segunda y la Cuarta Sección Electoral se convirtieron en bastiones libertarios inesperados. Distritos como Ramallo y San Nicolás mostraron un crecimiento notable de LLA, donde muchos votos que antes se habían volcado a frentes locales migraron hacia los candidatos de Milei. En Junín, la boleta encabezada por Diego Santilli logró imponerse por más de 14 puntos, consolidando su posición tras haber quedado en tercer lugar en septiembre, detrás del peronismo y Somos Buenos Aires.
El desplome de la Coalición Cívica y del radicalismo fue otro punto destacable. La lista encabezada por Juan Manuel López quedó relegada en la mayoría de los municipios, alcanzando apenas terceros puestos aislados y porcentajes que rondaron entre 0,5% y 3% en gran parte del territorio bonaerense. Esto evidencia la consolidación de LLA y la dispersión de fuerzas tradicionales, incluso en distritos gobernados por intendentes con historial electoral fuerte.
Sin embargo, no todos los intendentes del PRO lograron capitalizar la ola violeta. En General Pueyrredón (Mar del Plata) y Tres de Febrero, la votación para LLA retrocedió entre la elección provincial y la nacional, a pesar de estar gobernados por Guillermo Montenegro y Diego Valenzuela, respectivamente. Las caídas fueron pequeñas, pero marcan que incluso en territorios propios, los libertarios no pueden dar nada por sentado.
El avance de LLA no se limitó al interior: en San Isidro, gobernado por Ramón Lanús, la lista de Santilli obtuvo 57,6% de los votos frente al 25,9% del peronismo. En Tigre, con el intendente peronista Julio Zamora, la diferencia fue de ocho puntos a favor de los libertarios. Mientras tanto, el oficialismo logró retener algunos bastiones en el sur del Conurbano, como La Matanza y Quilmes, aunque con márgenes más ajustados que en elecciones anteriores.
El resultado del domingo no solo dejó un mapa teñido de violeta, sino también una proyección política hacia 2027. Diego Santilli, figura emergente de LLA, celebró la victoria y comenzó a posicionarse como posible candidato a Gobernador, mientras que el peronismo enfrenta el desafío de reconstruir su identidad y estrategia en territorios que históricamente dominaron. Con estas elecciones, la política bonaerense quedó marcada por sorpresas, pequeñas victorias decisivas y un cambio que promete impactar en los próximos años.