El resultado de las elecciones del 26 de octubre dejó una resaca política en el peronismo bonaerense. La victoria de La Libertad Avanza a nivel nacional no solo reconfiguró el tablero político de cara al nuevo ciclo de Javier Milei, sino que también agitó las aguas dentro del oficialismo provincial. En ese escenario, comenzaron a multiplicarse las críticas hacia el gobernador Axel Kicillof, principalmente desde los sectores más cercanos a Cristina Kirchner.
El eje del conflicto pasa por la decisión del mandatario bonaerense de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales. La estrategia, defendida en su momento por Kicillof y por sectores técnicos del Movimiento Derecho al Futuro, buscaba proteger la gestión provincial del desgaste nacional. Sin embargo, tras la caída del peronismo en la elección general, en el cristinismo consideran que esa jugada terminó debilitando la campaña y desmovilizando a la militancia.
Durante septiembre, el oficialismo bonaerense había conseguido una diferencia de más de trece puntos frente a La Libertad Avanza. Pero en la elección de octubre, esa distancia se redujo drásticamente, evidenciando una pérdida de empuje político. En los territorios, intendentes y dirigentes admiten que la segunda etapa de campaña fue más tibia, con menos recorridas y menor despliegue de mesas militantes en los barrios del Conurbano.
Uno de los gestos más claros de este malestar provino de la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, una de las dirigentes más cercanas a Cristina Kirchner. Aunque sin nombrarlo directamente, la jefa comunal apuntó contra la estrategia del Gobernador. “El conurbano va a salvar a la Patria y Cristina tenía razón”, escribió en sus redes, en un mensaje interpretado como una chicana política hacia Kicillof por la decisión del desdoblamiento.
Desde la municipalidad quilmeña celebraron el resultado local, donde Fuerza Patria se impuso con más del 47 por ciento de los votos, superando por diez puntos a la segunda fuerza. Pero el tono del festejo contrastó con la autocrítica que empezó a crecer dentro del peronismo. En los despachos de varios intendentes se escucharon reproches por la falta de coordinación entre la estrategia bonaerense y la nacional, además de la ausencia de una narrativa unificada durante la campaña.
En medio de la autopsia electoral, el futuro del peronismo bonaerense vuelve a tensionarse entre dos visiones: la que representa Kicillof, enfocada en la gestión provincial y la autonomía política, y la que impulsa La Cámpora, que apuesta a recomponer la conducción desde el kirchnerismo puro. Con el resultado fresco y las heridas abiertas, la interna peronista promete un nuevo capítulo en la disputa por el liderazgo del espacio en la provincia más importante del país.

En Ezeiza, el jefe comunal Gastón Granados, hijo del histórico intendente Alejandro Granados, encabezó anoche un encendido discurso ante la militancia en el búnker de Fuerza Patria montado en el club Tristán Suárez. El joven mandatario interpretó los resultados electorales como “un mensaje para los dirigentes nacionales” y subrayó el rol de los territorios: “Tienen que entender que los intendentes somos los que tenemos los votos”, lanzó ante un auditorio colmado, en una clara señal hacia la conducción partidaria.
En la misma línea de autocrítica, el exintendente de Hurlingham y exministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta, apuntó contra la lógica de armado de las listas durante una entrevista en el streaming de Infobae. “Se arman listas que tienen más que ver con las necesidades de los dirigentes que con una lógica de representación política”, sostuvo, y agregó que “está claro que un intendente hubiese aportado” al fortalecimiento electoral del espacio.
Por su parte, el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, también marcó distancia del esquema de Fuerza Patria y sus referentes nacionales. En declaraciones recientes, advirtió sobre las limitaciones del armado y reclamó mayor apertura en la toma de decisiones: “El peronismo es mucho más que La Cámpora. No hay un solo intendente en las listas y no puedo permitir que mi voz la lleve Grabois al Congreso”, expresó, dejando en evidencia la creciente incomodidad del peronismo territorial frente al avance del cristinismo.
Finalmente, el intendente de Ensenada, Mario Secco, rechazó las críticas hacia los jefes comunales tras la derrota electoral bonaerense y negó que se hayan “borrado” durante la campaña. Defendió el trabajo territorial de los intendentes y apuntó a errores en las estrategias nacionales, al tiempo que respaldó el desdoblamiento del 7 de septiembre. “Muchas veces se hace una lista que no termina llenando el vaso”, afirmó, y pidió no sobredimensionar la diferencia de votos, recordando que el peronismo siempre logra reponerse.