El reloj avanza y, con él, se acerca una fecha clave para el peronismo bonaerense: el 18 de diciembre vence el mandato de Máximo Kirchner como presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires. Aunque puertas afuera pocos dirigentes se pronuncian, hacia adentro del PJ ya se mueven fichas, se testean apoyos y se perfilan nombres para lo que podría ser una eventual renovación de autoridades.
Mientras desde el sector cristinista buscan ratificar a Kirchner en el cargo, otros espacios comienzan a analizar alternativas. Entre ellos, un grupo de intendentes alineados con Axel Kicillof ya empezó a impulsar la figura de la vicegobernadora Verónica Magario como posible sucesora en caso de una interna. La propuesta cobra fuerza, sobre todo, entre los jefes comunales de la Primera y Tercera Sección Electoral.
El bloque que empuja a Magario incluye a Andrés Watson (Florencio Varela), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Fernando Espinoza (La Matanza), Pablo y Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Juan José Mussi (Berazategui), entre otros. Todos con vínculo estrecho con el mandatario bonaerense y con fuerte incidencia territorial en el Conurbano.

Actualmente, Magario ya integra el Consejo del PJ bonaerense como vicepresidenta primera, es decir, segunda en la línea jerárquica detrás de Máximo. Su rol institucional y su peso político, como exintendenta de La Matanza y figura de consenso en varias líneas internas, la posicionan como una opción que podría sintetizar intereses de distintos sectores.
En paralelo, desde el entorno de Kicillof aseguran que el Gobernador no tiene intención de involucrarse de manera directa en la interna partidaria, aunque no desalentaría una eventual postulación de su vice si la dinámica del partido lo empuja a tomar posición. En este contexto, el 17 de octubre podría ser una señal: el mandatario organizó un acto en la Quinta de San Vicente que reunirá a su tropa política, mientras otros sectores del peronismo se movilizarán en respaldo a Cristina Kirchner.
El debate sobre la conducción del PJ llega en un momento de alta sensibilidad política: con elecciones legislativas en la puerta, tensiones internas entre el cristinismo y el kicillofismo, y una crisis nacional que reconfigura liderazgos. A eso se suma un dato técnico clave: según la Carta Orgánica del partido, las elecciones internas deben convocarse con 60 días de anticipación, lo que implica que este sábado debería formalizarse el llamado, salvo que se prorrogue la actual conducción.

En caso de renovación, también se deberá actualizar la composición del Consejo partidario, que hoy refleja un mapa fragmentado del peronismo. Además del camporismo, que tiene dirigentes de peso como Mayra Mendoza, Leonardo Nardini, Fernanda Raverta y Florencia Saintout, también hay figuras del Movimiento Derecho al Futuro que responde a Kicillof, como Walter Correa, Gabriel Katopodis y Victoria Tolosa Paz.
En ese marco, algunos plantean una tercera vía: una conducción de consenso, que evite una interna que podría desgastar al espacio. El nombre que circula con fuerza en ese escenario es el de Federico Otermín, actual intendente de Lomas de Zamora y hombre de diálogo, que mantiene buen vínculo con varios sectores del justicialismo bonaerense.

Lo cierto es que, más allá de los nombres, lo que está en juego es el futuro político del peronismo en la Provincia. Con el oficialismo nacional golpeado y una oposición que avanza con fuerza, la definición sobre la conducción partidaria marcará el rumbo de la reorganización interna y electoral de cara a 2027.
Por lo pronto, el mandato de Máximo Kirchner está cerca de expirar y el peronismo bonaerense deberá decidir en las próximas semanas si opta por la continuidad, un cambio negociado o una pulseada interna. Magario ya suena con fuerza, y el respaldo tácito de Kicillof empieza a mover el tablero.