La interna libertaria sumó un nuevo capítulo. Karina Milei, hermana, jefa política y alma organizativa del Presidente, comenzó a mirar con recelo a Sebastián Pareja, el referente que maneja el armado bonaerense de La Libertad Avanza. Según fuentes cercanas al entorno presidencial, la hermana del mandatario analiza desplazarlo de ese rol después de las elecciones del 26 de octubre, molesta por su creciente autonomía y por la sospecha de que ya juega su propio juego.
El vínculo entre ambos se desgastó en las últimas semanas. Tras el cierre de listas, Pareja había quedado empoderado: se impuso en la negociación interna, marginó a los sectores de Santiago Caputo, conocida como “Las Fuerzas del Cielo” y colocó a más de una docena de legisladores y 40 concejales bajo su control. Mientras el Gobierno nacional sufría el golpe del 7 de septiembre, él fue el único que celebró. Su festejo en el búnker de La Plata, entre caras largas, no pasó inadvertido.
Vale recordar que desde agosto, la relación entre Pareja y Eduardo “Lule” Menem atravesaba un momento de tensión. El riojano, mano derecha de Karina en la gestión política, consideraba que el jefe libertario bonaerense había adquirido un “perfil demasiado alto” y se movía con independencia de la mesa chica nacional. Desde entonces, las diferencias se multiplicaron y ahora el desgaste llegó a oídos de “El Jefe”.

A Karina le habrían llegado quejas de todos los frentes: reproches del propio Lule Menem, advertencias de intendentes libertarios y hasta rumores de que Pareja comenta en privado que, pase lo que pase, después del 26 se moverá “a reglamento”. Lisa y llanamente, nadie podrá marcarle la cancha. Con una banca asegurada en el Congreso y un bloque bonaerense propio, el dirigente empieza a perfilarse como un poder paralelo dentro del espacio.
El malestar se profundizó durante la reunión política del lunes en la Casa Rosada. Allí confluyeron Karina, Pareja, Lule Menem, Santiago Caputo, Diego Santilli y Cristian Ritondo. Según testigos, Pareja se mantuvo en silencio durante casi toda la charla, un gesto que fue leído como distancia o desinterés en plena etapa decisiva de la campaña. “No abrió la boca, como si ya estuviera pensando en la próxima etapa”, deslizó uno de los presentes.

En el entorno presidencial interpretan esa actitud como una señal de que Pareja busca preservar su poder territorial más que defender la suerte del Gobierno. No son pocos los libertarios que lo acusan de “cuidar la quinta” y no involucrarse de lleno en la campaña nacional. A Karina, obsesionada con el control interno y la lealtad absoluta, ese tipo de actitudes le generan alergia. “No hay margen para díscolos”, dicen cerca suyo.
Mientras tanto, el oficialismo intenta ordenar su frente político y lidiar con los coletazos del 7-S, que dejaron heridas internas y dudas de liderazgo. En ese contexto, la eventual salida de Pareja del armado bonaerense podría abrir una nueva fase en la disputa por el poder dentro de La Libertad Avanza. Si Karina decide mover fichas, el mensaje será claro: la Provincia no se negocia y la última palabra sigue siendo la suya.