La dura derrota de Diego Valenzuela en la Primera Sección Electoral terminó de derrumbar el armado político que venía preparando con ambiciones provinciales. El intendente de Tres de Febrero, que dejó su municipio para encabezar la lista de senadores de La Libertad Avanza, perdió por más de 10 puntos con Gabriel Katopodis, y su imagen quedó golpeada dentro y fuera del espacio libertario.
Valenzuela apostó fuerte, primero se alineó con Javier Milei en el cierre de listas, se promocionó como “el” candidato del cambio en el Conurbano norte y, según fuentes cercanas, invirtió una suma considerable en medios y pauta para instalar su figura en todo el territorio bonaerense. Sin embargo, el resultado fue un cachetazo: Katopodis, que empezó abajo en las encuestas, terminó ganando en la Sección. 47.49% contra el 36.88% de los libertarios y en el distrito donde fue intendente con el 52% contra el 36% de LLA.
La elección en la Primera era clave para equilibrar la inevitable caída de LLA en la Tercera, bastión peronista. Pero la apuesta no salió. En el distrito que Valenzuela gobierna hace dos períodos, apenas logró una victoria ajustada con el 45% frente al 41% de Fuerza Patria, lo que dejó en evidencia que su liderazgo local tampoco es tan sólido como él mismo vendía hacia adentro del armado libertario.

En el entorno del intendente ya circulaban versiones de que, con un triunfo en la sección, iba a presionar para quedarse con el Ministerio de Seguridad que dejará vacante Patricia Bullrich. Ese movimiento le permitiría instalarse con visibilidad nacional y proyectarse como el candidato libertario a la gobernación en 2027, por encima de figuras como José Luis Espert o Diego Santilli. Pero el resultado sepultó esa estrategia.
La derrota no solo le complica el pase al gabinete nacional sino que lo deja mal parado en el nuevo esquema legislativo de la provincia, donde el peronismo recuperó el quórum propio en el Senado. En un escenario de bloques fragmentados, Valenzuela no solo no lidera nada, sino que aparece como un dirigente que prometía volumen político y terminó siendo una apuesta fallida.
En definitiva, Valenzuela puso todas las fichas en una jugada personal que no solo no le salió, sino que terminó debilitando su lugar en la mesa chica del nuevo oficialismo libertario. Las expectativas de salto ministerial y proyección provincial quedaron desinfladas. Lo que venía siendo presentado como un trampolín, terminó siendo una trampa.