Día del Periodista: entre la memoria, los desafíos y los vientos turbulentos del presente

Cada 7 de junio, la Argentina conmemora el Día del Periodista, una fecha que invita a la reflexión sobre el rol fundamental de la prensa en la construcción democrática. Se recuerda a Mariano Moreno y se honra la valentía de quienes, a lo largo de la historia, se atrevieron a iluminar los rincones oscuros del poder. Es un día para celebrar la búsqueda de la verdad, la pluralidad de voces y la libertad de expresión, pilares sobre los que se edificó una sociedad informada y crítica.

Sin embargo, en este siglo XXI, el periodismo argentino navega por aguas cada vez más turbulentas. Los desafíos tecnológicos, que prometieron democratizar el acceso a la información, también trajeron consigo nuevas complejidades. La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), por ejemplo, generó debates apasionados.

Mientras algunos ven en ella una herramienta poderosa para optimizar la investigación y la producción de contenidos, otros temieron por la deshumanización de la profesión y la proliferación de noticias falsas, gestadas por algoritmos sin ética ni responsabilidad. La inmediatez de las redes sociales, por su parte, convirtió a los periodistas en blanco fácil de ataques y descalificaciones, muchas veces anónimos y coordinados.

Pero si el panorama tecnológico presentó escollos, los vientos que soplaron desde el ámbito político durante el gobierno de Javier Milei añadieron una capa de preocupación sin precedentes. La prensa, en particular aquella que ejerció su rol de fiscalización y cuestionamiento, se vio sometida a una serie de ataques sistemáticos.

Desde la Casa Rosada se percibió una retórica descalificadora constante hacia los medios de comunicación, tildándolos de "operadores", "ensobrados" o "enemigos". Se deslegitimó el trabajo periodístico, se puso en duda la veracidad de la información y se fomentó un clima de hostilidad que puso en riesgo la integridad de los profesionales.

Estos embates no se limitaron a las declaraciones públicas. Los ataques a la prensa tomaron diversas formas: recortes publicitarios selectivos, que ahogaron económicamente a medios críticos; campañas de desprestigio en redes sociales, orquestadas para minar la credibilidad de periodistas y editoriales; y en algunos casos, se observaron situaciones de amedrentamiento y hostigamiento que buscaron silenciar voces disidentes.

En este contexto, el Día del Periodista, más que una celebración, se convirtió en un llamado de alerta, en un recordatorio de que la libertad de prensa, lejos de ser un derecho garantizado, es un bien frágil que requiere defensa constante y un compromiso inquebrantable por parte de toda la sociedad. La labor de informar, en definitiva, se transformó en un acto de resistencia.

¡Por más periodismo bonaerense!!