El cónclave en Moreno convocada por el Partido Justicialista bonaerense donde estuvieron presentes el gobernador Axel Kicillof y la titular del partido a nivel nacional, Cristina Kirchner, fue epicentro de pases de factura y potentes cruces entre los presentes, fiel reflejo de la dura interna que vive el peronismo, aunque lo que realmente destacó fueron los misiles de Cristina contra Kicillof.
El gobernador habló antes que la expresidenta y arrancó planteando que tenía poco tiempo porque lo esperaban en San Martín para cerrar un acto masivo organizado con "la gente" organizado por su armado político. A todos les quedó claro que era un mensaje teledirigido a Máximo Kirchner, que había organizado la cumbre de dirigentes.
Kicillof siguió su discurso planteando que la provincia estaba siendo muy castigada por el gobierno de Javier Milei. Pidió que el partido respalde a su gobierno para resistir esos embates libertarios.
Según publicó La Política Online, a su turno, Cristina miró a Kicillof y dijo: "Axel, tenés que despojarte de tu ego, esto no es Milei contra vos, el objetivo es el peronismo. Por eso reabrieron mis causas. Tampoco fue en contra mío. Esto es contra el peronismo, porque somos un movimiento transformador".

"¿O acaso ustedes creen que el país lo gobierna Milei y su hermana?", dijo y planteó que Federico Sturzenegger tenía un ambicioso plan para Patricia Bullrich y terminó aplicándolo con Milei. El mismo planteo hizo sobre el ministro de Economía, Luis Caputo, que según dijo, "representa a las finanzas".
"Lo que se vota el año que viene no es tu gestión", agregó Cristina mirando a Kicillof y siguió: "La discusión pasa por Milei sí o Milei no".
En ese momento, Cristina planteó su postura respecto de la estrategia electoral que debe encarar el peronismo en la provincia y cuestionó abiertamente la posibilidad que analiza Kicillof de desdoblar la elección, para que el debate gire en torno a su gestión en la provincia.
"Cuidado con pensar que es mejor debatir la gestión. En los hospitales la gente tiene que esperar horas para ser atendida y el IOMA (la obra social del Estado bonaerense) anda muy mal", dijo Cristina. En ese momento, planteó que hacía hincapié en temas de salud porque esa área es controlada por un ministro que "quiero y respeto mucho", en referencia a Nicolás Kreplak, un ministro cercano a la expresidenta pero también de gran sintonía con Kicillof.
"La elección es Milei sí, Milei no", insistió Cristina que buscó instalar idea que el año que viene no será la gestión bonaerense la que define el debate electoral en la provincia de Buenos Aires, sino la discusión nacional en torno al modelo de Milei.
Más tarde hubo otro contrapunto de Cristina y Kicillof. El gobernador había planteado en su discurso que ya había sido alertado por filtraciones en los medios de algunos roces entre referentes de La Cámpora y el axelismo, y planteó que el objetivo de la reunión era lograr una foto de unidad.

Cristina retomó eso y dijo que la reunión no era para una foto: "Nosotros no nos juntamos para una foto, nos juntamos para dar una discusión política", dijo la expresidenta y planteó la necesidad de dejar de ser dirigentes electorales para volver a ser militantes.
"La unidad es un requisito para tener una chance de ganarle a Milei. Pero para lograr esa unidad tenemos que discutir entre nosotros. Yo quiero que haya unidad", dijo.
Luego hubo un pase de factura a Andrés "Cuervo" Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad, quien había planteado la necesidad de que la expresidenta salga a respaldar a Kicillof frente a los ataques de Milei. "Ya sabemos que lo bancaste mucho en su momento, pero te pedimos que lo banques ahora porque Axel es el presente y el futuro", le dijo.
"Alguien dijo que yo tenía que bancar a Axel. ¡Hellou! Yo soy Cristina. Yo lo puse a Axel de ministro cuando todo el gabinete estaba en su contra. Y lo puse como gobernador cuando una mitad de los intendentes quería que fuera Verónica Magario y la otra Martín Insaurralde".
Al culminar su alocución, la dirigente se plantó y fue determinante con un par de advertencias al interior del peronismo. "Si no vamos juntos no tenemos chance, pero para ir juntos hay que discutir", dijo y aclaró: "hay dos cosas que no voy a permitir, porque ya estoy grande y cada vez tengo menos paciencia: la mentira y que me quieran ir llevando".