En la madrugada de este jueves un hombre fue ejecutado a sangre fría en las calles de uno de los barrios más selectos de la Ciudad de Buenos Aires: La Recoleta. En lo que se presume fue un ajuste de cuentas por motivos aún desconocidos, la víctima recibió tres disparos por la espalda de parte de un sicario que utilizaba lentes y que se cubría la cabeza con una capucha.
El sangriento suceso quedó registrado por la cámara de vigilancia de un kiosco ubicado sobre la calle Paraguay al 2900, donde el cuerpo del hombre quedó tendido sin vida.
El caso
A las 0:51 un hombre de contextura robusta y calvo que viajaba como acompañante, descendió de un Chevrolet color gris que se detuvo en doble fila sobre la calle Paraguay. Antes de caminar hacia la vereda regresó un instante y tomó un abrigo que había dejado en el interior.
En el video que acompaña esta nota se observa que caminó en dirección al kiosco "Candy Shop" sin imaginar lo que le iba a ocurrir.
El asesino, está claro, aguardó por él en los asientos traseros de una VW Suran con vidrios polarizados, de la que descendió en el instante justo para atacar sin ser detectado.
Antes de ser baleada la víctima saludó por educación a una joven que permanecía en la acera y también al conductor de un auto rojo que estaba detenido junto al cordón de la vereda.
El sicario abrió fuego al menos en cuatro oportunidades: dos de los proyectiles impactaron en la humanidad del hombre cuando se mantenía de pie, el tercero fue el tiro de gracia cuando estaba malherido y tirado en el piso.
El detalle llamativo fue que el asesino utilizó un silenciador para la pistola calibre 9mm. La utilización de este artefacto dificil de conseguir se podrían deber a dos causas: el sicario buscó que los proyectiles no sean útiles para identificar el arma homicida por las estrías que deja el dispositivo. La segunda motivación, para nada desdeñable, es que el hombre fue preparado para ahogar las detonaciones si mataba a una hora más temprana.
El auto rojo se alejó y se detuvo a 50 metros en la acera de enfrente, la chica corrió errante y luego se refugió en el edificio al que, segundos antes del criminal ataque, ingresaron otros dos hombres que miraron a la víctima cuando se acercaba. El quinto testigo, un joven que estaba en moto, se alejó del lugar en contramano y sin mirar atrás cuando comprendió lo que ocurría.
Antes de escapar el asesino le arrebató el teléfono celular y la riñonera a la víctima, lo que permite sospechar que estaba interesado en esas pertenencias o intentó simular, de manera torpe, un homicidio en ocasión de robo.
En el final del video, antes de la llegada de un agente de la Policía de la Ciudad que custodiaba la zona, se observa que el hombre y la mujer que acompañaron a la víctima y lo esperaron en el auto, descendieron del rodado y escaparon con rumbo desconocido tras observar el cuerpo caído.
Las primeras informaciones filtradas a la prensa indicaron que la VW Suran en la que el sicario esperó a la víctima, era robada y que tenía una chapa patente que no le pertenecía. Además, que estuvo estacionada en ese lugar entre 12 y 36 horas antes del homicidio.
Por el momento se desconoce si el asesino escapó a pie o si lo hizo en un vehículo estacionado en la zona. Las cámaras de vigilancia serán fundamentales para echar luz al respecto y también a cual fue su derrotero posterior.
La víctima fue trasladada a la Morgue judicial de la calle Viamonte y su identidad hasta el momento es desconocida. También las de sus acompañantes que escaparon en el Chevrolet.
Los investigadores, con el Fiscal Roma a la cabeza, saben que individualizar a la víctima será fundamental para esclarecer las causas del cruento homicidio y detener a los ejecutores.