Los ladrones del Conurbano hace mucho tiempo no se amparan en la oscuridad de la noche, tampoco esconden o disimulan sus rostros. Actúan con la tranquilidad de saberse impunes, no los cohíben la presencia de testigos ni quedar registrados por cámaras de vigilancia. Si los delincuentes no se manejaran con estas libertades, este motoquero de Ramos Mejía aún tendría su rodado.
La calle Brandsen al 2700 aún dormía, solo unos hombres cargaban herramientas en un vehículo parado a mitad de la cuadra, cuando la víctima y un acompañante fue interceptado por dos motochorros en una moto. Los sujetos lo obligaron a frenar y el que viajaba como pasajero hizo el gesto de sacar un arma de la cintura.
Instantes después, también desde la calle Artigas, aparecieron tres cómplices en dos motos y rodearon a las víctimas que no se resistieron: entregaron la moto y un casco. El hombre sólo intentó recuperar unas pertenencias que llevaba en la valija del rodado, algo que no pudo hacer.
Los cinco sujetos, ya en cuatro motos, escaparon a toda velocidad y en la intersección con José Mármol doblaron a la derecha para escapar en dirección a Ramos Mejía.