En las últimas horas trascendieron las imágenes de un violento asalto que sufrieron una mujer y su hija adolescente, cuando llegaban a su vivienda. El último jueves, alrededor de las 20, fueron abordadas por cuatro delincuentes que las bajaron y les robaron la camioneta mediante amenazas de muerte.
Los vecinos de Villa Centenario, conmovidos por el asesinato de Umma, la nena de 9 años e hija de un custodio de la ministra Patricia Bullrich, están furiosos por la reiteración de hechos con el mismo modus operandi.
Hugo es el esposo de Silvia, la mujer que conducía la Chery Tiggo 4 color blanco, y padre de M., la joven de 15 años. El hombre dialogó con CRONOS y dio detalles del violento robo que padeció la familia.
"El jueves regresamos de vacaciones, fueron a visitar a mi suegra y a hacer unas compras al supermercado. Cuando volvieron e iban a guardar la camioneta en el garaje ocurrió el ataque", detalló el dueño de "Farmacia Uekado".
En el primer video que acompaña esta crónica se observa la SUV estacionada junto a la vereda de la calle Gabriela Mistral y la aparición de los malvivientes, que caminaron desde la esquina de Florentino Ameghino, cuando el portón del estacionamiento acabó de subir.
El primero corrió hacia la puerta del conductor que estaba abierta y encañonó a Silvia a la que sacó del habitáculo a los tirones. El cómplice hizo lo propio con M. que estaba en los asientos traseros y a quien también amenazaron con un arma de fuego.
"Se llevaron toda la documentación personal de las dos, los papeles del vehículo y las tarjetas bancarias", detalló Hugo. "También relojes, las compras del supermercado y los teléfonos celulares. A mi hija le sacaron el IPhone de última generación que le regalaron por su cumpleaños número 15", agregó.
Luego de cinco días no se recuperó la SUV y los delincuentes continúan prófugos de manera inexplicable.
El GPS y los pollos a la parrilla
"La camioneta no tenía localizador pero realizamos el seguimiento en tiempo real del IPhone que siempre estuvo activo. Cuando hice la denuncia en la Comisaría Lomas de Zamora 7ma. de Villa Centenario aporté la ubicación del aparato en ese momento: un kiosco de la calle Gaspar Nuñez de Arce, en Villa Fiorito", indicó Hugo.
"Los policías me dijeron que mandaron un móvil pero que no podían hacer nada porque no tenían órdenes de allanamiento ni de detención. Dos empleados de la farmacia estaban en la zona y no vieron ninguna patrulla pasar por el kiosco, sí observaron que los ladrones, en una parrilla que sacaron a la vereda, asaron y comieron los pollos robados", comentó el hombre indignado.
El seguimiento del teléfono celular continuó y la madrugada del viernes llevó a Hugo y los empleados hasta el pasaje Belisario Roldán, en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores, en ciudad de Buenos Aires.
"Con el paso de los días y la cabeza fría nos podemos describir como locos o kamikazes, pero es lo que hicimos. Estuvimos dando vueltas por la villa desde la 1 hasta pasadas las 3, cuando encontramos una patrulla de la Policía de la Ciudad. Le relatamos a los efectivos lo que había pasado y que teníamos la ubicación del teléfono en el barrio. Ellos nos dieron una explicación más clara y justificada de porque no podían proceder", recordó Hugo.
"Uno de los oficiales nos preguntó si estábamos armados, no lo estábamos. También qué íbamos a hacer si nos topábamos cara a cara con los ladrones que sí tenían armas. En ese momento subimos al auto y nos fuimos", completó el hombre.
Antecedente brutal
El 26 de diciembre, a las 17:30, cuatro jóvenes delincuentes, algunos en ojotas y con armas de fuego, rodearon una VW Suran y amenazaron al conductor.
El hombre, encañonado por los violentos, no se resistió y abandonó el habitáculo; entregó las llaves, alzó las manos y se dejó bolsiquear. Instantes después, lleno de impotencia y con un cartonero como testigo, observó a los cacos escapar del lugar con sus pertenencias.
"No sé si son la misma banda que le robó a la farmacéutica o sí alguno de los cuatro intervino en los dos asaltos, eso no cambia nada, una o dos bandas hacen lo que quieren y sin que la policía de Lomas de Zamora los detenga. Estamos desamparados", comentó un vecino que pidió reservar la identidad. "Y si alguno de estos también participó del asesinato de Umma, ¿quién se va a hacer cargo? Si laburaran y lo hicieran bien, estos pibes estarían presos y no matarían a nadie", agregó enojado.