Los precios de la carne aumentaron hasta un 20% por un ajuste en los valores de la hacienda impulsado por el “dólar maíz” y la inflación de agosto. En el Gobierno reconocen que los precios estaban atrasados y que ahora se están “reacomodando”, después de varios meses de estabilidad. Los matarifes estimaron que el aumento fue de entre $100 y $120 por kilo vivo, que se traslada directo a góndola
El asado, pasará de $2250 a $2550 por kilo; el vacío, $2.450 a $ 2.890; nalga, $2.650 a $3.150; peceto, $2.890 a $3.400: roast beef, $1.890 a $2.250; y la picada, de $1.750 a $2.000.
El “dólar maíz” es un tipo de cambio diferencial a $340 para las economías regionales, que apunta a que los productores liquiden unos 2.000 millones de dólares hasta el 31 de agosto, según las estimaciones del Gobierno. Pero ese dólar provocó una suba en el precio del maíz e impactó en los alimentos con proteína animal, como las carnes de vaca, cerdo, pollo, los huevos y los lácteos.

El secretario de Agricultura, Juan Bahillo, dio a entender que la carne “ha tenido un readecuamiento del precio. El valor del kilo vivo venía con algún retraso, lo mismo que sucedió a principios de este año”.
“Es que la carne había subido entre abril y mayo del año pasado y después no se movió durante todo 2022. Recién en enero de 2023 recuperó los valores”, añadió. A su vez, señaló que desde aquel momento “casi no hubo movimiento de precios de la hacienda. Y ahora, por el lógico funcionamiento del mercado, se pueden mover”.
Los matarifes aseguran que ese retraso llega hasta el 50% después de varios meses sin variaciones. Sin embargo, el titular de Agricultura aclaró: “Oferta todavía hay, por lo cual no debería haber problemas” con el abastecimiento.