A puertas cerradas de las dos coaliciones mayoritarias sólo se habla de candidaturas electorales para disputar espacios de poder real, tanto en la Nación como en la provincia de Buenos Aires.
Tanto en Unión por la Patria (exFrente de Todos) como en el desdibujado Juntos por el Cambio hay una gran disputa por las precandidaturas presidenciales.
En paralelo, en el espacio libertario se advierte la popularidad mediática en territorio porteño y del conurbano bonaerense de Javier Milei, aunque eso -por ahora, al menos- no se traduce en votos concretos, de acuerdo a los resultados electorales que se fueron dando en distintas provincias.
De todos modos, la jefa de los halcones del PRO, Patricia Bullrich, al igual que su jefe espiritual Mauricio Macri, se vienen corrido hacia un razonamiento ideológico más cercano al de Milei, y no descartan -en el caso de que la exministra resulte electa presidenta- la posibilidad de tejer una alianza legislativa con el espacio de La Libertad Avanza.
Los intendentes amarillos se zarandean ante Bullrich y el otro aspirante presidencial, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Si bien las internas del PRO son cada vez más profundas, los municipios bonaerenses con responsabilidad de gobierno de JxC transitan el debate por la disputa nacional de una manera más relajada.

Saben que en Provincia la disputa interna será protagonizada por Néstor Grindetti y Diego Santilli en las PASO de agosto, con el radicalismo acompañando como furgón de cola del PRO y militando la boleta de los halcones del bullrichsmo.
Incluso Grindetti, intendente de Lanús y elegido como postulante por Bullrich, ya se diferenció de Santilli y lo chapeó con ser nativo y portador de DNI bonaerense. Por ahora, ninguno de los contendientes amarillos definió a sus vices.
En la Provincia, principal distrito electoral del país, tanto el oficialismo como el principal espacio opositor van a llegar competitivos a las urnas y deberán tener la cabeza fría para encarar la disputa electoral, en lo posible, sin cometer demasiados tropiezos en términos de endurecimientos discursivos. La política no tiene tiempo para lamentos.
La confirmación de unas PASO en la coalición gobernante se dió tras el asperisimo comunicado del PJ bonaerense -comandado por Máximo Kirchner- contra el presidente Alberto Fernández. De esa forma, la segunda “ola naranja” de Daniel Scioli terminó de formalizar la aspiración de la ministra del área social de la Rosada, Victoria Tolosa Paz, de tomar las riendas de la Gobernación, cargo que pretendía Axel Kicillof como “candidato natural”.
Ahora bien, si fue traumática la reciente definición de las alianzas ante la Justicia Electoral, se puede suponer que el 24 de junio, fecha límite oficial para que las fuerzas políticas presenten las “misteriosas” listas con todos los precandidatos confirmados de cara a las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, puede ser peor, aún cuando el electorado bonaerense sigue el calendario electivo con innegable indiferencia.
Para no quedar a contramano, Kicillof reconoció que está “a disposición” de la flamante fachada electoral de Unión por la Patria, el nuevo elegido para lo que alguna vez fue el Frente para la Victoria y luego Frente de Todos.

El mandatario provincial sabe que la mejor estrategia política que tiene es contrastar con la oposición, ante un Gobierno nacional que llega muy debilitado por la crisis económica. Y si bien admite el clima de malhumor social, al mismo tiempo viene sugiriendo ante el electorado bonaerense algunas filosas críticas contra los candidatos opositores quienes, según subraya, lo único que buscan es impulsar un ajuste económico en el caso de ganar las próximas elecciones.
“En momentos en que vuelven los discursos individualistas y mientras algunos hablan de dinamitar”, subraya Kicillof que, con su objetivo reeleccionista asegura que pretende reconstruir una Provincia con “más justicia e inclusión social” para asegurar condiciones de vida digna a todos los bonaerenses”.
Para despegarse del ruido por las precandidaturas nacionales, el gobernador en modo campaña decidió seguir enfocado en su agenda de gestión bonaerense para llevar anuncios de obras a municipios.
En general va escoltado por las espadas más políticas de su gabinete ministerial; su jefe de Asesores, Carlos Bianco; la ministra Cristina Álvarez Rodríguez (Gobierno) y su par Julio Alak (Justicia y Derechos Humanos).
En las últimas semanas sumó a la comitiva a la vicegobernadora Verónica Magario y al diputado tresarroyense por la Sexta, Carlos “Cuto” Moreno.
Los matices forman parte de la unidad del movimiento peronista. Por eso dentro del esquema legislativo oficialista se subrayaba que, ante el actual contexto económico más la brutal inflación, la “unión patriótica” proclamada en el nuevo nombre de la alianza de gobierno tenía que apuntar a una “fórmula federal de consenso bajo un formato de unidad” en los diferentes niveles gubernamentales, de manera de tener chances en la elección presidencial.
Días atrás, los renovadores del tigrense Sergio Massa se habían pronunciado por evitar cualquier pulseada doméstica por “vanidades” propias de la política tradicional, advirtiendo además que el oficialismo podría picarse el boleto de salida de manera anticipada en el caso de ir a una elección primaria pateando hormigueros propios.
Mientras tanto, un fuerte aire frío sopla la actividad parlamentaria que naturalmente tiene que ver con la dinámica de cualquier proceso electoral en la Provincia.
Por Ricardo Salas
Fuente: lanueva.com