Mientras el intendente Fernando Espinoza graba infomerciales para emitir en noticieros de canales de televisión amigos, La Matanza está en llamas y él no da la cara. Lo mismo ocurre con el Ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni aseguró que el problema narco de Rosario se puede solucionar en pocos días, pero durante su gestión de tres años en la provincia de Buenos Aires, la inseguridad y la violencia creció a cada minuto.
En las últimas horas se viralizaron las imágenes de un asalto a mano armada y brutal. El video fue grabado en los últimos días por la cámara de vigilancia de un almacén ubicado en el cruce de las calles Almirante Cordero y Voissin, en la localidad de Gregorio de Laferrere.
La víctima, identificada como Elisa, fue hasta el negocio de cercanía a comprar pan en el peligroso horario de las 19:15. Mientras la mujer conversaba con el dueño del comercio, que despacha con las persianas bajas y a través de una ventana, aparecieron dos jóvenes chacales que estuvieron muy atentos para no mostrar los rostros delante de las cámaras del lugar.
Los cobardes malvivientes, al menos uno de ellos con un arma de fuego, esperaron con paciencia a que Elisa se acerque al vehículo que estacionó a pocos metros y la atacaron como una jauría de lobos rabiosos. Se tiraron sobre ella, la sujetaron por el cuello, le dieron algunos culatazos y múltiples golpes de puño, también le gatillaron en la cabeza para que les entregue la llave del rodado.
Un hombre, que estaba comprando en el almacén, se retiró con las manos hacia el cielo luego que el sujeto armado lo amenazó. "Tomatelas porque tiro", le dijo.
El violento ataque duró 45 segundos aunque tuvo un impasse, en medio de la brutal golpiza, los sujetos amagaron a abandonar la escena sin concretar el robo, asustados por los gritos de ocasionales testigos y el paso de algún vehículo que hizo sonar la bocina.
Pero la pausa duró un instante, se abalanzaron sobre la mujer que estaba tirada junto al auto y lograron quitarle la llave.
El ladrón que subió al asiento del pasajero apuntó con la pistola a los testigos que los insultaba desde la vereda de enfrente y disparó al aire tres veces para mantenerlos a raya. Al mismo tiempo, el cómplice que en todo momento intentó ocultar su rostro con la remera blanca, volvió a golpear a Elisa que no se resignaba a perder el auto y se colgó de la puerta.
Instantes después, a pesar que lo antes descripto fue feroz, quedaba un último acto de salvajismo. Con la víctima asida de la ventanilla, el ladrón al volante arrancó y la dejó tendida sobre el asfalto.
La mujer, con fuertes dolores en todo el cuerpo, fue asistida por los testigos que finalmente se pudieron a acercar.