Desde el balcón, la Provincia mira la agenda nacional

El radical Facundo Manes criticó al expresidente Mauricio Macri y desde el PRO le respondieron con munición gruesa.

La irrupción del neurocientífico en las lides políticas no pasó desapercibida desde un principio. Cuando Manes se decidió a participar de las PASO 2021 de la mano de la UCR, lo primero que hizo fue apuntarle directamente a la figura de Horacio Rodríguez Larreta. Y como respuesta recibió, además de las lógicas críticas en un contexto de campaña, una curiosa descalificación mediática, de una agresividad tal que llamó la atención. 

Pasada la elección, la UCR se convenció de que la relación de fuerzas hacia el interior de JxC debería ser más equilibrada. Se juramentaron no regalarle más la centralidad  del espacio al PRO, aunque el partido fundado por Macri maneje la billetera a partir de controlar la Ciudad de Buenos Aires y las ciudades más grandes del interior bonaerense y algunas en el Conurbano.

Pero el resultado de las primarias quedó grabado en la cabeza de los dirigentes radicales, y estiman que, a la hora de votar, un buen candidato puede llegar a licuar el poder territorial de un intendente.

Esto lo saben muy bien los alcaldes del Frente de Todos quienes, a pesar de controlar sus distritos, saben que la cara o el nombre de Cristina Fernández en la boleta hace la diferencia entre ganar o perder.

Volviendo a la interna de Juntos, ahora Manes decidió ir por la cabeza de los adversarios internos, y directamente atacó la figura de Macri, tildando a su gobierno de "populismo institucional". 

Más allá de cómo finalmente decanten estos idas y vueltas, quedaron en claro, luego de las nuevas declaraciones de Manes y su posterior linchamiento mediático, varias cuestiones: por un lado, que para el PRO, Macri es intocable, y es el jefe indiscutido del partido; por el otro, que a pesar de los años de convivencia, no existe “afecto genuino” entre los dos principales fuerzas de JxC.

A pesar de los esfuerzos de sus dirigentes por mantenerse juntos, “los radicales no quieren a los del PRO, y los amarillos no quieren a los radicales. Es una cuestión de piel”, expresó un legislador boina blanca del interior.

También quedó al descubierto la interna de la interna dentro de la UCR. Rápido de reflejos, Gerardo Morales, quien compite por una candidatura presidencial con el neurocirujano, sacó un comunicado desde el Comité Nacional, bajando la tensión con el PRO, y descalificando las declaraciones del propio Manes.

Por otro lado, comunicado va y comunicado viene, desde la provincia los radicales encabezados por Maxi Abad, sacaron el suyo propio, bancando a Manes y pidiendo respeto a la diversidad de opiniones.

Como no podía ser de otra manera, las redes sociales estallaron, entre los perros de presa que lanzó el PRO, con el porteño Fernando Iglesias a la cabeza, y algunos militantes del radicalismo bonaerense, que expresaron su distancia con las políticas de Macri.

Ahora será tarea de los referentes del espacio poner orden en el caos, o promocionar el caos para ordenar los melones como mejor quepan en el carro. 

La discusión sobre una posible suspensión de las PASO seguramente será una de las claves de las futuras negociaciones para reacomodar el espacio. El PRO necesita que las PASO se hagan, porque consideran que tienen los mejores candidatos, y que la elección sería una competencia entre nombres amarillos, seguidos por otros de otros partidos. No creen que la competencia sea por partidos.

Por su parte, desde el radicalismo no verían con desagrado la suspensión de las PASO. Se sabe que la UCR tiene aceitado su mecanismo interno de selección de candidatos, y sin la herramienta electoral, las diferencias con los socios deberán zanjarse sí o sí a través de negociaciones. Y en las negociaciones no siempre se reflejan las relaciones de poder.

“En Juntos siempre estuvieron en contra de las PASO y hoy están a favor, eso demuestra que actúan según su conveniencia y en contra de los intereses populares”, dicen desde la bancada legislativa del Frente de Todos, al analizar los costos y beneficios que implican la decisión de ir a las urnas para que los partidos políticos definan sus internas partidarias el año que viene.

Detrás de los murmullos opositores, el gobernador Axel Kicillof "duerme" la pelota y sale jugando cuando quiere. Enfrascado en la gestión, sólo le queda sacar el presupuesto bonaerense y las leyes fiscales para el año que viene, y nada indica que se le vaya a complicar.

Además, por si los ruidos que vienen desde Juntos, o desde el tridente gubernamental entre Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa en la Nación no fueran suficientes, en menos de dos meses arranca el Mundial de Qatar, que terminará en la previa de las fiestas de fin de año.

Se podría decir que, de no ocurrir nada extraordinario, el año para Kicillof está casi terminado, y lo pudo sortear de la mejor manera posible, recorriendo el territorio, haciendo anuncios y avanzando en conversaciones con los intendentes, propios y ajenos, por los destinos de las obras públicas y la coparticipación a los municipios.

El año que viene tiene calendario electoral, y eso ya lo configura de otra manera. En la oposición aseguran que el kirchnerismo ya está en modo electoral por lo que la provincia va a recibir muchos más auxilio financiero de Casa Rosada.

Por Ricardo Salas

Fuente: lanueva.com