Ni en sus peores pesadillas pensó que su primer año de gestión estaría marcado por una pandemia mundial. Ni en sus más pesimistas proyecciones consideró que el Coronavirus iba a presentar el reto más importante de su carrera. Los fantasmas se multiplican, el cielo nublado se alarga sobre el horizonte. Axel Kicillof –serio, pensante– analiza una y otra vez las variables, las curvas sobre los futuros contagios y los efectos en la economía. Una contingencia extrema, un escenario de crisis, un futuro incierto. El COVID-19 sacudió todos los cimientos del Estado nacional y el bonaerense. “Es como vivir una guerra”, advierten los más alarmistas. Lo cierto es que la pandemia mundial cambió de forma rotunda el tablero 2020. La cuarentena obligatoria hasta el 31 de marzo y los casos de contagios confirmados –que crecen día a día– obligan a la ciudadanía bonaerense y al gobierno provincial a estar a la altura de las circunstancias para evitar la expansión del virus. La provincia de Buenos Aires es una de las áreas más afectadas por los contagios y con proyecciones que auguran un mayor crecimiento. El Conurbano bonaerense y las grandes ciudades, como La Plata y Mar del Plata, son aglomeraciones urbanas expuestas a esparcir los casos positivos, si es que la ciudadanía no toma conciencia ni cumple con la cuarentena. #QuedateEnCasa.
Dato no menor, el Gobierno bonaerense –a través de boletines informativos del Ministerio de Salud conducido por Daniel Gollan– da cuenta de los casos positivos diarios que se dan en el territorio, pero por alguna razón evita informar sobre en qué municipios se encuentran los contagiados. El 6 de marzo se dio el primer caso de Coronavirus en la Provincia y hasta el cierre de esta columna se conocen 64 casos en el territorio bonaerense de 225 confirmados en el país. Desde la administración de Kicillof no dejan de repetir que los picos de contagios se darán a fines de abril y principios de mayo. Oficialmente no se sabe cuáles son las proyecciones de contagios que esperan para esos meses. Sin embargo, este viernes 20 de marzo (primer día de la cuarentena), el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos “Carli” Bianco, en conferencia de prensa anunció que, de acuerdo a las proyecciones de modelos con los que están trabajando, para esa fecha van a tener disponibles aproximadamente unas mil camas adiciones de cuidados intensivos (lo que se conoce como Unidades de Terapia Intensiva-UTIs), aproximadamente unas tres mil camas adicionales para cuidados generales y unas 14 mil camas de aislamiento, que pueden ser en hoteles, regimientos, múltiples lugares con los que ya se viene trabajando. El dato no es para nada menor, dado que las proyecciones oficiales muestran que los casos de contagios pueden ser millares: se preparan 14 mil camas de aislamiento. El escenario probable.
Las preocupaciones de Kicillof en cuanto a intentar impedir el colapso del sistema de salud bonaerense (bastante vapuleado y olvidado desde hace años), van de la mano con otro fantasma que amenaza también hacer lo suyo: la economía. La cuarentena obligatoria decretada en el país por Alberto Fernández para impedir la propagación del Coronavirus, inevitablemente traerá severos efectos negativos para el bolsillo de la gente. Una paralización parcial de la economía nacional, por ende, conllevará efectos sobre las ya golpeadas finanzas provinciales. Por ahora el escenario de cuarentena tiene fecha hasta el 31 de marzo, pero es muy probable que se extienda. Algunos especialistas hablan de medidas más extremas si parte de la población sigue incumplimiento con el aislamiento obligatorio. Esta situación aqueja mucho a Kicillof, quien en una confesión lapidaria frente a los intendentes que convocó el jueves 19, confesó: "Una persona con un bar en Argentina no aguanta si tiene que cerrar 15 días. Se funde", alertó en el Teatro Metro de La Plata. La lógica no es difícil de comprender, más allá del teletrabajo (“Home office”) que promueve el Gobierno nacional, esta modalidad sustenta a una porción reducida de la población bonaerense: en general a trabajadores en blanco, empleados estatales o clase media acomodada. La realidad indica que el amplio espectro de trabajadores en negro, monotributistas o los que se “ganan el pan el día a día” con changas, difícilmente soporten sostener su economía por más de 15 días. Ni hablar de los sectores desprotegidos y marginados. Alguno dirá “la vida de cada uno está primero”, pero lo cierto es que sin dinero no hay alimentación y si parte de la población comienza a tener hambre, las cosas se pueden complicar. El concepto de “tierra arrasada” de Kicillof, utilizada para describir cómo le dejó la Provincia María Eugenia Vidal, puede realmente ser una pesadilla peor.
Desde la administración bonaerense anunciaron que están pensando distintos programas sociales para contener a los sectores que se verán más afectados por la cuarentena. Por ahora no hay novedades, como tampoco cómo actuará el Banco Provincia que preside Juan Cuattromo, teniendo en cuenta que no todos los bonaerenses están bancarizados o tienen un “Home Banking” y con los bancos cerrados no pueden acceder a cobrar por cajeros o cambiar cheques. Asimismo, aún no se sabe cómo se podrá acceder a un crédito, que inevitablemente muchos bonaerenses tendrán que pedir ante la crisis que se avecina. Los 100 días de Kicillof al frente de la Gobernación quedaron opacados por la cuarentena del Coronavirus. El plan de emergencia que en diciembre anunció el mandatario para sus primeros 100 días de gobierno, que apuntaba a contener a los sectores más vulnerables, dinamizar la producción y generar consumo entre los bonaerenses, quedó opacado por las negociaciones de la deuda pública bonaerense, lo que dejó –antes de la crisis por el Coronavirus– una Provincia virtualmente parada. Un caso ejemplo es el Fondo de Infraestructura Municipal (FIM), aprobada por la Legislatura bonaerense en diciembre de 2019, pero que todo este tiempo estuvo sin funcionar. Recién este jueves 19, ante la inminente cuarentena, Kicillof activó el FIM al liberar 2.000 millones de pesos y, de paso, otorgar una partida a los municipios de 300 millones de pesos, para mitigar el impacto del Coronavirus. Los dilemas económicos.
Kicillof coordina toda acción en medio de esta crisis con Alberto Fernández y el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma, Horacio Rodríguez Larreta. Es lógico, la zona del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) es la más propensa a sufrir contagios del COVID-19. En el Conurbano se concentran la mayor cantidad de población por debajo de la línea de la pobreza. ¿Qué va a pasar con la economía bonaerense, tras dos meses y medio de un virtual parate administrativo antes de la crisis del coronavirus? ¿Qué va pasar con los monotributistas o los trabajadores informales? ¿Qué va a pasar con las PyMEs, que producen fuera de las excepciones del decreto de cuarentena? ¿Qué va a pasar con los comerciantes de otros rubros? ¿Qué va a pasar con los trabajadores independientes? ¿Qué va a pasar con los sectores más vulnerables? Son varios desafíos que aquejan a Kicillof, junto a la importancia de contener y atender la propagación de la pandemia mundial.
Por Juan Alfaro (ALFA)
Fuente: ANDigital