Por Juan Alfaro | @alfajuan
Los equipos ya están armados, las tropas ya están listas para la batalla electoral. Los estrategas miran sus planes de acción, los candidatos arrancaron motores, las especulaciones se terminaron y los nombres de los competidores ya se conocen. No hubo “Plan V”, ni se suspendieron las PASO, como tampoco María Eugenia Vidal fue candidata a vicepresidenta de Mauricio Macri. Ahora comienza el tramo para llegar al veredicto final, ese que dará el ciudadano con su voto en las PASO del 11 de agosto, y en las elecciones generales del 27 octubre. En la Provincia no hay ballotage, dato para nada menor, por lo que quien gane puede hacerlo con tan sólo un voto de diferencia. Los dos rounds.
Vidal decidió poner pie firme sobre el tablero, hizo uso exclusivo de la lapicera a la hora de armar tanto las listas para legisladores bonaerenses, como para los nacionales, aún a costa de enojos (como los de Jorge Macri y otros intendentes de la segunda sección) y rupturas como con Emilio Monzó. MEV decidió purificar su tropa que apunta a una banca en la Legislatura provincial, se decidió por los “fieles” y para eso impregnó las nóminas de jóvenes candidatos que, por ahora, son funcionarios de su administración y le responden directamente a su “mano derecha”, el jefe de Gabinete Federico Salvai, y a su armador territorial, el subsecretario de Asuntos Municipales Alex Campbell (quien es candidato a diputado por la primera sección, y el elegido por Vidal para ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados, si es que Juntos por el Cambio gana la elección). Con esa impronta es que la gobernadora habilitó a su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, a ser cabeza de lista de los diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, con el objetivo de sentarse en la estratégica silla de la presidencia de la Cámara de Diputados Nacional. Para generar impacto social, eligió como segunda en la lista a María Luján Rey (mamá de Lucas Menghini, uno de los 51 fallecidos en la denominada Tragedia de Once) y quien desde 2016 trabaja para el equipo personal de la mandataria bonaerense. “Mariu” formalizó el surgimiento del vidalismo en el tablero político. Esa tropa fiel, pensada sobre dos escenarios: el de la victoria y el de la derrota. Si es que Vidal pierde las elecciones, tener un bloque con mayor cantidad de legisladores que mantenga la fidelidad en las malas. Si es que logra la reelección, la mandataria provincial tendrá una tropa más ordenada, vidalista y un armado propio pensando en las elecciones generales del 2023, y una eventual candidatura presidencial. Vidal y el armado de su tropa.
La “lucha contra la droga”, el punto nodal de la campaña de Vidal en estas elecciones. Un escenario complejo para Juntos por el Cambio en la Provincia. Si bien algunas mediciones sostienen que Mauricio Macri tuvo un leve repunte en su imagen y que la economía paró sus temblores más fuertes, el arrastre negativo que le impregna a la gobernadora sigue afectando su desempeño en las elecciones. Los lamentos por el desdoblamiento fallido de las elecciones aún resuenan en la Gobernación: las encuestas muestran que Vidal sola en la boleta le ganaría al candidato del Frente de Todos, Axel Kicillof, pero pegada a la de Macri sus chances retroceden en gran medida, hasta llegar a la seria posibilidad de perder. El Presidente, en el discernimiento de los votantes, es el símbolo de los avatares económicos del país. El desafío electoral enorme para la gobernadora es precisamente no hablar de economía, esquivar ese terreno, alejarse de esa preocupación que hoy se ubica primera entre los bonaerenses. Enfocada en su objetivo, la mandataria bonaerense quiere reflotar otra de las primeras preocupaciones que tienen en sus vivencias los habitantes de la Provincia: la seguridad. Desde hace más de 20 años, ese factor siempre se ubicó primero entre las preocupaciones de los bonaerenses, pero desde que asumió Macri en 2015 la economía se llevó todas las preocupaciones de los argentinos. El plan de Vidal es volver a mostrar la seguridad en la vidriera y enumerar las políticas que su gestión llevó a cabo en esa materia. Por eso Ritondo es cabeza de lista y por eso el ministro de Seguridad será uno de los voceros de la campaña. Ecuaciones electorales.
La extrema “lealtad” y obsecuencia que Vidal mostró con Macri, su alineamiento casi incondicional con la Casa Rosada, hacen que a diferencia de sus antecesores –ahora– el bonaerense común relacione directamente a la gobernadora con el Presidente y sus políticas económicas. Hasta Daniel Scioli, todo mandatario bonaerense se ubicaba en un cómodo limbo ajeno a la economía, que recaía exclusivamente en la figura presidencial y el de los problemas domésticos atribuidos a la figura del intendente. Los reclamos hacia el gobernador se trataban sobre la seguridad. Quizá algo lógico, dado que más allá de estar en un mismo espacio político, un mandatario provincial no tiene el control de la economía. Con ese ese escenario, Vidal apunta a focalizar su campaña en la seguridad, sobre todo en la llamada “lucha contra las mafias” y ahora, particularmente, en la “lucha contra la droga”. Del otro lado lo espera precisamente un economista, Axel Kicillof, quien afina su campaña bonaerense a hablar de economía, bajo el lema “Vidal es Macri”.
Fuente: ANDigital